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Ahorrar de cara a la jubilación es una práctica habitual que llevan a cabo muchos trabajadores con el objetivo de, el día de mañana, disfrutar de un retiro lo más cómodo posible. Existen diferentes maneras de generar ese ahorro, entre ellas, los planes de jubilación y los planes de pensiones, que, aunque a veces se confunden, son opciones diferentes. ¿Sabes en qué se distinguen? En este post te lo desvelamos.

Naturaleza de los productos

Los planes de jubilación y de pensiones tienen un mismo objetivo final, el ahorro, pero son productos de naturaleza diferente. Así, un plan de jubilación es un seguro que, de hecho, suele gestionarse a través de compañías aseguradoras. El Seguro Individual de Ahorro a Largo Plazo (SIALP) y el Plan Individual de Ahorro Sistemático (PIAS) son algunos de los formatos más frecuentes de planes de jubilación.

Por su parte, un plan de pensiones es un producto financiero de ahorro al que vamos aportando capital que, una vez dado el paso a la jubilación, podemos recuperar.

Liquidez del ahorro / Rescate y disponibilidad del capital

La liquidez del ahorro o, lo que es lo mismo, la disponibilidad del capital, es otro de los aspectos en los que se diferencian los planes de jubilación y de pensiones. En el primer caso, el capital invertido se puede rescatar en cualquier momento, siempre que se cumplan las condiciones firmadas, que pueden ser diferentes según el producto y la compañía. Lo habitual es que, si necesitamos disponer del dinero de forma urgente, podamos hacerlo asumiendo el coste de una penalización.

En cambio, y de manera general, en el plan de pensiones solo se puede optar por el rescate del capital una vez se accede a la jubilación. Eso sí, hay excepciones, habitualmente establecidas en la relación contractual entre el interesado y la entidad, y que pueden ser situaciones de desempleo, riesgo de desahucio, fallecimiento o enfermedad grave. Además, entre los últimos cambios introducidos en el funcionamiento de los planes de pensiones está la posibilidad, a partir de 2025, de solicitar el reembolso de aquellas participaciones que tengan una antigüedad mínima de 10 años.

Fiscalidad de las aportaciones

Es habitual que las aportaciones a planes de pensiones o de jubilación tengan incentivos fiscales en forma de deducciones en el IRPF, cuyas características concretas para cada ejercicio define el Gobierno a través del Ministerio de Hacienda.

Planes de pensiones

En el caso de los planes de pensiones, es común que la Administración incentive las aportaciones de los ciudadanos para favorecer el ahorro de cara a la jubilación. Así, existen beneficios, principalmente a la hora de aportar capital. Uno de los más habituales pasa por ofrecer ventajas a la hora de hacer la Declaración de la Renta. Por ejemplo, en la última campaña de la Renta (la de 2023), la aportación individual máxima a planes de pensiones que se podía deducir el contribuyente era de 1.500 euros.

En el momento del rescate, sin embargo, hay que tener en cuenta que las cantidades que se reciban de un plan de pensiones serán consideradas como rendimientos del trabajo, por lo que aumentarán la base imponible del IRPF. Así que hay que sopesar muy bien la forma de cobro (en forma de capital o como renta periódica, una opción mixta o como vitalicia) por el efecto que tendrá en la Declaración de la Renta.

Planes de jubilación

Los planes de jubilación, por su naturaleza, no suelen tener deducciones fiscales en las aportaciones, pero sí es común que se reciban ciertas ventajas en el momento del rescate. Es habitual que se tribute únicamente por los rendimientos obtenidos (la diferencia entre las primas aportadas y el capital recibido). Para algunos tipos de planes de jubilación, como los SIALP, incluso los rendimientos podrán estar exentos de tributación en el IRPF, si se cumplen ciertas condiciones.

Rentabilidad

Los planes de pensiones y de jubilación son productos con niveles de riesgo diferentes, lo que implica que la rentabilidad que ofrecen también es distinta.

En líneas generales, es habitual que los planes de jubilación tengan una rentabilidad menor, fija y garantizada. Son productos más conservadores, aunque es cierto que cada vez es más común ofrecer al contratante un nivel de riesgo mayor, en caso de que así lo desee.

Por su parte, los planes de pensiones suelen tener mayor rentabilidad, asociada a un nivel de riesgo también superior. De hecho, los partícipes pueden escoger un plan de pensiones según el tipo de activo en el que invierten (renta fija, variable, mixtos o garantizados).

Entonces, ¿plan de jubilación o plan de pensiones? La elección dependerá del perfil de cada persona, ya que se trata de opciones enfocadas a clientes diferentes, con características que varían de un producto a otro.

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