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Oficialmente, la campaña del cultivo de cereales da comienzo cada 1 de julio, si bien es cierto que, para esa fecha, la mayoría de los agricultores españoles y europeos ya han comenzado la recolección. Especialmente, desde que nuestro país, al igual que otros territorios, sufren la actual situación de sequía, que provoca cambios en la forma de afrontar cada nueva campaña.

En 2023, la cosecha ya notó la falta de lluvias y se espera que en 2024 se vuelva a notar. Es más, las previsiones apuntan a que, a pesar de las últimas lluvias, no se lleguen a alcanzar los kilos recolectados que habitualmente se conseguían. Una situación complicada que hará necesaria la compra de varios millones de toneladas de cereales a países extranjeros con el propósito de garantizar la materia prima de piensos y alimentos.

Previsión campaña cultivo de cereales

Según el informe de seguimiento de los mercados de cereales del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno de España publicado a mediados del mes de febrero, las previsiones no son buenas. En concreto, se estima que la producción será de solo 11,6 millones de toneladas de cereales dentro del territorio nacional. Algo que obligará a la importación de otras 25 millones de toneladas procedentes del exterior.

De esa cifra, 8,5 millones de toneladas corresponderán al trigo blando, mientras que la importación de cebada llegará a las 3,9 millones de toneladas. Asimismo, la de maíz permanecerá prácticamente igual que en 2023 (unos 10,8 millones de toneladas). Por su parte, las exportaciones volverán a verse reducidas. En concreto, hasta las 620.000 toneladas.

Todos estos datos no son buenas noticias. Según el Consejo Internacional de Cereales (CIC), la producción mundial de cereales crecerá solo 3 millones de toneladas respecto a la campaña anterior, lo que supondrá un nuevo récord de consumo. Debido a que la producción será a la baja, el stock final se verá reducido por séptima campaña consecutiva.

Situación del mercado en España

Con estos datos, queda claro que España no es un país con capacidad de abastecerse a sí mismo. Por tanto, su mercado se ve especialmente expuesto a los factores que están condicionando la producción mundial de cereales. Hablamos, por ejemplo, de la sequía que está afectando a muchas regiones productoras (Canadá, Estados Unidos, etc.) y al crecimiento de la demanda de países superpoblados como China e India.

Tampoco nos podemos olvidar del incremento de la inflación a nivel global, que está elevando los costes de producción y transporte. La situación geopolítica derivada del conflicto entre Rusia y Ucrania también está teniendo un fuerte impacto en el mercado nacional de cereales.

Todo esto ha hecho que el precio medio de la tonelada de cereal se encarezca notablemente. Según el ya citado informe del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, estos factores han supuesto un crecimiento de en torno al 30% del valor del trigo, el maíz y la cebada, que son los cereales más demandados en España.

Adaptación del cultivo a la nueva climatología

A estas alturas, es evidente que el cambio climático está afectando a España, lo que está obligando a los agricultores a adaptar su forma de cultivar. Por ejemplo, la irregularidad de las lluvias está provocando que deban tener más cuidado con la erosión y optimizar el gasto de agua.

Por su parte, también es necesario prestar mayor atención al manejo de los nutrientes y a las labores de prevención de plagas y enfermedades. Lo mismo sucede con la eficiencia energética y la biodiversidad. Sin duda, el uso de semillas mejoradas genéticamente también puede marcar la diferencia, como veremos a continuación.

Semillas mejoradas genéticamente para el cultivo de cereales

Sin duda, la producción de semillas de cereales modificadas y mejoradas genéticamente ha sido clave para paliar los efectos de la sequía y el cambio climático en la producción nacional y mundial. Esto se debe, fundamentalmente, a que se generan en laboratorios y se les dota de unas cualidades especiales para ser más resistentes a la escasez de lluvias y al incremento de las temperaturas.

En cualquier caso, queda claro que España se enfrenta a una campaña de cultivo de cereales compleja de cara al año 2024. De hecho, tendremos que importar mayor cantidad de grano que nunca en la historia reciente. Este es uno de los principales motivos por los que se debe seguir trabajando para adaptar los cultivos a las nuevas condiciones de sequía y a los efectos del cambio climático.

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