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España es uno de los países comprometidos con la Agenda 2030 y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Por ello, está impulsando un proceso de transición ecológica, para que todos los sectores de actividad económica apuesten por el consumo de energías renovables. Solo de esta manera, con la colaboración de todos, será posible reducir la huella de carbono y caminar hacia una sociedad más sostenible.

En concreto, las energías renovables son aquellas que se generan a partir de fuentes de origen natural consideradas como inagotables. Su altísima capacidad de recuperación hace que, por mucho que se demanden, resulte muy difícil provocar su agotamiento o extinción.

¿Qué son las energías renovables y por qué son importantes en la agricultura?

Por energía renovable se entiende aquella que parte de una fuente que es natural e ilimitada. Las razones que justifican que sea tan importante que todos los sectores económicos desarrollen su actividad con un enfoque más sostenible, con respecto al que se venía realizando años atrás, son la protección del medioambiente e intentar frenar el cambio climático.

De hecho, las Naciones Unidas, al exponer el contenido del séptimo ODS dedicado a la energía sostenible, afirma que “pretende garantizar el acceso a una energía limpia y asequible, clave para el desarrollo de la agricultura, las empresas, las comunicaciones, la educación, la sanidad y el transporte”.

Aplicado a la agricultura, lo cierto es que es una actividad que, si bien produce un elevado volumen de restos orgánicos biodegradables, tiene fácil incorporar las técnicas propias de la economía circular o transformar los residuos citados en fuente energética o fertilizante, fundamental en el cuidado del campo. Además, al desarrollarse lejos del espacio urbano, se incrementan sus posibilidades de implementar energías renovables, como la solar o la geotérmica.

Dicho esto, tampoco se deben dejar sin mencionar las ventajas que representa para el sector agrícola la incorporación de energías renovables, no solo desde un punto de vista de compromiso con el medioambiente, también de reducción de costes, además del acceso que supone a certificaciones de actividad claves para determinados contratos y ayudas.

Aplicaciones de las energías renovables en actividades agrícolas

Son varias las energías renovables que se pueden implementar en las actividades agrícolas, aunque, para ello, se deberá desarrollar un plan de sostenibilidad adecuado a las necesidades concretas de cada terreno.

Energía solar en el campo

Uno de los beneficios con los que cuenta España es el elevado número de horas de sol del que disfruta a lo largo del año. Por ello, la instalación de paneles solares es una opción que puede resultar muy válida para un gran número de explotaciones agrícolas.

Se pueden situar como fuente energética principal de las instalaciones, o para localizaciones concretas como activación de los sistemas de riesgo. Además, en algunos terrenos, los propios paneles se emplean como elemento de protección de los cultivos que son especialmente sensibles a los cambios o inclemencias climáticas.

Energía eólica

Los molinos y aerogeneradores pueden resultar algo más complejos en las explotaciones agrícolas pequeñas, especialmente por las dimensiones e inversión que este tipo de instalaciones demandan.

Ahora bien, es una opción que puede resultar muy válida en aquellas explotaciones en las que tengan terreno sin cultivar, porque no sea apto para ello o no se encuentre en condiciones adecuadas en ese momento. En lugar de tenerlo sin actividad, su instalación puede ser una buena posibilidad que facilitará el autoabastecimiento energético a toda la empresa. Por otro lado, también puede ser implementada como complemento de la actividad agraria, ya que al igual que ocurre con las placas solares, el desarrollo tecnológico está facilitando la posibilidad de instalar molinos de aire en las inmediaciones de un cultivo.

Biomasa y biogás

Como se ha comentado en líneas anteriores, el sector agrícola produce grandes cantidades de residuos orgánicos biodegradables que, correctamente tratados, se pueden reciclar y convertir en un tipo de energía denominada biogás.

Todo ello sin olvidarnos de la biomasa, una energía renovable que se genera a través de material orgánico que aparece de manera natural en el ecosistema, o como parte de la economía circular a la que se incorporan los restos biodegradables generados. Sin embargo, en este caso lo más interesante es que ya se están desarrollando espacios agrícolas solo para la plantación de estos cultivos que sirven para garantizar la producción de esta modalidad de energía verde.

Energía geotérmica

El calor existente en los estratos internos del suelo puede ser utilizado como energía en las instalaciones agrícolas. Así, invertir en un sistema de bombas de calor geotérmico puede ser una manera sencilla de apostar por una fuente de energía verde, que garantice que se mantengan los niveles óptimos de temperatura y humedad de los invernaderos.

Energía hidroeléctrica a pequeña escala

Cuando un terreno agrícola es atravesado por la bajada de un río o canal, lejos de valorarlo en atención a las dificultades que ello puede plantear para la correcta explotación, es una oportunidad para implementar una energía renovable de gran valor: la hidroeléctrica. La mayor ventaja es que los agricultores que tienen acceso a ella disponen de una fuente renovable y autosuficiente de energía para su actividad profesional.

Cómo implementar energías renovables en tu explotación agrícola

Como consecuencia del compromiso adquirido por España en su camino a la transición ecológica, actualmente es posible solicitar ayudas y préstamos que resultan fundamentales al realizar la inversión inicial necesaria para la instalación de energías renovables.

Aunque, antes de dar este paso tan importante, es clave realizar un estudio pormenorizado de las necesidades reales de la explotación agraria, así como de las posibilidades energéticas sostenibles que mejor respuesta darán a cada caso concreto. Por ejemplo, si es una zona en la que las horas de sol son elevadas y estables a lo largo de todo el año, es posible que las placas solares sean la mejor vía. Si son frecuentes los cielos nublados o lluviosos pero la corriente de un canal atraviesa parte del terreno, la opción hidroeléctrica podría tener mayor sentido.

A la hora de realizar este análisis siempre es buena idea consultar con expertos, porque su experiencia y conocimiento resulta de gran valor al evaluar las condiciones del terreno, de los cultivos, así como al definir un plan para hacer más sostenible la actividad. Además, debido a que su trabajo está directamente vinculado a proyectos que tienden a estar total o parcialmente facilitados por ayudas o líneas de préstamos, pueden ser grandes asesores en esta materia.

En este sentido cabe destacar la Línea ICO Verde, dotada con hasta 84.000 millones de euros a cargo de los fondos Next Generation EU. Su finalidad es, como explican desde el Gobierno, el “desarrollo de proyectos de transporte sostenible, eficiencia energética, energías renovables, descarbonización de la industria, gestión del agua, economía circular y adaptación al cambio climático”.

Con independencia de la energía renovable escogida, sin duda es un camino que contribuirá al crecimiento de su explotación ya que, a la larga, favorecerá la reducción de los costes energéticos y mejorará la eficiencia del uso de los recursos.

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