Tipos de compostaje: qué es y cómo hacer tu propio compost
PYMES Y NEGOCIOS I 12 de febrero de 2025
El compostaje es aquel proceso de reciclaje que facilita que los residuos orgánicos biodegradables se conviertan en un abono o fertilizante natural, que también ayuda a proteger y recuperar los terrenos que han quedado debilitados por la propia actividad agrícola. Además, el compost que se genera también en otros sectores, como el industrial, es posible transformarlo en una fuente de energía renovable denominada biogás.
El Ministerio para la Transformación Ecológica y el Reto Demográfico define el compostaje como “un proceso biológico aerobio (con presencia de oxígeno) que, bajo condiciones de ventilación, humedad y temperatura controladas, transforma los residuos orgánicos degradables en un material estable e higienizado llamado compost, que se puede utilizar como enmienda orgánica”.
¿Por qué resulta tan importante dentro del sector agrícola? Porque es una actividad en la que este tipo de desperdicio es muy habitual, por lo que apostar por esta técnica de reducción de residuos ayuda a realizar un uso eficiente, a la par que sostenible, de los recursos utilizados.
Pero más allá de ser una acción que cuida el medioambiente, la utilización del compost es una gran fuente de nutrientes que impulsa la recuperación del terreno, lo protege de la erosión y asegura que mantenga sus niveles de hidratación, además de ser un abono natural de gran calidad. Por todo ello, es uno de los elementos centrales de la agricultura ecológica.
En atención al origen de los residuos orgánicos biodegradables, así como al proceso de composting que se aplique, es posible realizar una clasificación de diferentes tipos de compostaje.
Es aquel proceso que tiene su origen en los residuos orgánicos biodegradables que se generan en los hogares, o que resultan de la actividad desarrollada por los pequeños agricultores. Los restos utilizados tienden a ser comida, césped cortado, hojas recogidas en el jardín, frutas o verduras caídas que no son válidas para el consumo humano, entre otros.
Es perfecto para la gran industria agrícola, ganadera o alimentaria. Básicamente se sirve de los residuos orgánicos biodegradables producidos para transformarlos en compost o en una energía renovable denominada biogás, la cual también se puede emplear como biocombustible.
Forma de realizar compost al aire libre, mediante la agrupación de residuos orgánicos sobre un terreno. Es muy sencillo y fácil de implementar en explotaciones pequeñas y, el único secreto, es que deben ser movidos periódicamente para garantizar su correcta oxigenación, así como las condiciones óptimas de humedad y temperatura, elementos fundamentales en el proceso de compostaje. Su mayor beneficio es que, al hacerse directamente sobre el terreno, la tierra se alimenta de todas sus propiedades regenerativas y nutritivas desde el primer momento.
Existe también un sistema de compostaje en pila que se lleva a cabo en recintos cerrados, pero resulta más costoso por la inversión inicial que demanda. La ventaja es que se mantiene un mayor control sobre las condiciones que exige el proceso de transformación de residuos en compost.
Es un método de compostaje que parte del uso de lombrices para la conversión de los restos orgánicos biodegradables en vermicompost o humus de lombriz. El resultado es un producto conocido por sus elevadas cualidades nutritivas, por lo que es muy apreciado por los agricultores que, al implementarlo en sus explotaciones, aportan un refuerzo extra a la recuperación de sus terrenos.
Esta modalidad de compostaje es aquella que se realiza sin oxígeno. Es un proceso más lento, que también se caracteriza por alcanzar altas temperaturas, que da como resultado el biogás. Está directamente vinculado al compostaje industrial, y requiere de plantas especializadas para su generación.
Es un método de compostaje de origen japonés que se basa en la fermentación de los residuos orgánicos, como pilar para acelerar el proceso de formación del compost. Su mayor ventaja es que reduce los tiempos de producción, ya que si el sistema de vermicompostaje implica una media de mes y medio, el bokashi tan solo requiere de dos o tres semanas.
A la hora de elegir el mejor método de compostaje es importante valorar la cantidad de residuos orgánicos generados, el espacio disponible para su tratamiento y la capacidad de inversión disponible.
En el caso de querer llevar a cabo un compostaje doméstico, lo ideal es apostar por el vermicompost o el bokashi ya que, como se ha explicado anteriormente, en menos de dos meses podremos hacer uso del compost. Además, al realizarse en cubos o cajas de compost, es posible desarrollarlo en espacios urbanos, siempre que se mantengan algunas condiciones óptimas para el proceso.
Por otro lado, en los terrenos pequeños es posible apostar por un compostaje en pila exterior, que no requiere un elevado desembolso económico pero sí mayor cantidad de residuos orgánicos biodegradables. Sin embargo, en los supuestos de compostaje industrial, lo habitual es transportar los restos generados a plantas de tratamiento para la generación de biogás.
Si el plan es realizar una primera aproximación al compost, lo más fácil es comenzar por el compostaje en pila, ya que es el más sencillo y no requiere prácticamente de inversión inicial. Ahora bien, si el espacio exterior con el que se cuenta no es suficiente es recomendable empezar con una compostadora, la cual se puede utilizar tanto a nivel doméstico como por pequeños agricultores.
El primer paso es separar de los restos generados aquellos que son residuos orgánicos biodegradables. Tras colocar en la base de la compostera una malla metálica, se dispone una capa de tierra a la que seguirá otra de residuos, previamente seleccionados, que concluirá con otra parte de tierra en el tramo superior. A partir de aquí la clave será garantizar la humedad, manteniendo la hidratación, además de asegurarse de que las condiciones de temperatura y oxigenación sean las correctas.
Como se ha indicado al exponer cómo elegir el tipo de compostaje, todo dependerá de la cantidad de residuos orgánicos generados, del espacio disponible y ubicación del mismo, así como del resultado buscado –fertilizante o biogás–. Dicho esto:
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