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La diversificación de riesgos financieros es uno de los principios básicos que conviene tener en cuenta a la hora de invertir nuestro dinero. Según esta idea, poseer diferentes tipos de activos financieros mitiga el riesgo de invertir en solo un tipo. Es decir, se entiende que los riesgos pueden mitigarse si repartimos nuestro dinero en productos con distintas expectativas de rentabilidad y riesgo.

Tipos de diversificación

¿Y cómo diversificamos los riesgos de nuestra inversión? Podemos hacerlo de diferentes maneras. Podemos diversificar, entre otras formas, por activos, por sectores, por horizonte temporal, por divisas, por zonas geográficas o a través de los fondos de inversión.

Diversificar por activos. Consiste en mantener en nuestra cartera una combinación de los principales tipos de activos (renta variable, renta fija y dinero y equivalentes). Un ejemplo: si tenemos 10.000 euros ahorrados y queremos invertirlos, no deberíamos colocarlos todos en la misma cesta, es decir, adquirir solo acciones de una empresa. Pues de esta forma estaríamos arriesgando toda nuestra inversión al devenir de una única compañía.

Diversificar por sectores. Significa adquirir activos procedentes de compañías de diversos sectores (energético, inmobiliario, tecnológico, bancario, bienes de primera necesidad, etc.), ya que según el ciclo económico en que nos encontremos, unos sectores tendrán mejor comportamiento que otros. O bien, en determinados momentos, una decisión de las autoridades económicas puede causar un impacto en un sector concreto, y comprometer nuestra inversión si solo habíamos apostado a ese sector. Al contar con activos de diferentes sectores de actividad se podrían compensar estos vaivenes.

Diversificación por horizonte temporal. Se basa en combinar inversiones a corto, medio y largo plazo, y también en entrar en el mercado (invertir) en diferentes momentos temporales, en vez de invertir todo nuestro capital de golpe.

Diversificar por divisas. Es una estrategia para mitigar los riesgos de la inversión adquiriendo acciones u otros activos en diferentes divisas (euros, dólares, libras, yenes, etc.) para no exponer nuestro patrimonio a las fluctuaciones de una única moneda.

Diversificar por zonas geográficas. Consiste en invertir en empresas de varios países, en particular de aquellos que ofrezcan seguridad jurídica. Un nuevo ejemplo para explicar esta forma de diversificar: si solo tuviéramos acciones de empresas españolas, una bajada en las previsiones de crecimiento económico del país podría dañar nuestra cartera.

En todos los casos anteriores, lo que estamos haciendo al diversificar es realizar inversiones a las que les afecten factores distintos, o bien a las que el mismo factor les afecte de manera diferente.

Descorrelación: cómo puede ayudar a la diversificación de riesgos

La correlación es una medida propia de la estadística que mide la relación que hay entre dos variables. En el mundo de los mercados financieros, estas dos variables pueden ser dos activos cualquiera: acciones, bonos, índices bursátiles, fondos, etc. Si estos activos están correlacionados, quiere decir que sus rentabilidades se mueven en el mismo sentido (si un activo sube en bolsa el otro también; si cae, el otro se comporta igual). Por el contrario, si dos activos tienen una correlación negativa (están descorrelacionados) significa que sus rentabilidades se mueven en sentidos opuestos: cuando uno sube en bolsa el otro baja.

Un ejemplo de activos descorrelacionados son el dólar y el oro: cuando la cotización de la moneda estadounidense aumenta, el precio del oro baja, y al revés, cuando el dólar cae, la cotización del oro sube.  Otro caso de activos con correlación negativa son los productos de renta fija y renta variable. En Internet existen herramientas que permiten calcular el coeficiente de correlación entre dos activos.

Por tanto, a la hora de configurar una cartera de inversión diversificada es importante tener en cuenta la descorrelación de activos, esto es, incorporar productos que tengan comportamientos diferentes ante el devenir de los mercados. Es cierto que de este modo nunca obtendremos la máxima rentabilidad, porque no todos nuestros activos se van a revalorizar al mismo tiempo, pero lo que lograremos si seguimos esta estrategia es reducir la volatilidad de nuestra cartera y los riesgos de la inversión que hayamos realizado. De hecho, puede que esos activos que en una fase de subidas de la bolsa no tienen un comportamiento muy positivo sean los que acaben protegiendo nuestro capital en momentos de correcciones o incertidumbres en los mercados bursátiles. Sin embargo, si todos nuestros activos estuvieran correlacionados en positivo, puede que nos fuese muy bien en un determinado momento y obtuviésemos mayores ganancias, pero si la situación se produjera en negativo, todos nuestros activos caerían juntos y las pérdidas en nuestra cartera serían importantes.

En definitiva, sabiendo que en una inversión el riesgo nunca puede eliminarse del todo, es aconsejable seguir unas recomendaciones básicas:

  • Tener claro cuál es el nivel de riesgo que somos capaces de asumir.
  • Fijarnos unos objetivos financieros a alcanzar, preferentemente, en el medio y el largo plazo.
  • Optar por la diversificación y la descorrelación de activos como mejor fórmula para conseguirlos.

Si estás pensando en diversificar en Banco Santander encontrarás información sobre fondos de inversióngestión de carteras  o invertir en bolsa. Recuerda que los instrumentos financieros son productos que pueden depender de las fluctuaciones en los precios del mercado y de otras variables. En función del tipo de instrumento financiero, su valor puede tanto subir como bajar, por lo que puede no asegurarse la recuperación del capital invertido. Los resultados anteriores no son un indicador fiable de resultados futuros.

Es importante tener en cuenta además que los instrumentos financieros implican determinados riesgos (de mercado, de crédito, de liquidez, de divisa, de tipo de interés, etc.), todos ellos detallados en la documentación legal del producto. La naturaleza y el alcance de los riesgos dependerán del tipo de instrumento financiero y de sus características individuales. Antes de invertir, el inversor debe consultar la información contenida en la documentación legal del instrumento financiero.

La presente información se difunde exclusivamente a efectos informativos. Su contenido no constituye la base de contrato o compromiso alguno, ni deberá ser considerado como recomendación de inversión ni asesoramiento de ninguna clase.

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